domingo, 7 de noviembre de 2010

COSTUMBRE CONTRA ESPERANZA.







El Madrid de Mourinho pasa una nueva prueba frente al Atlético (21.00, Canal+), un rival al que hace años que somete con una facilidad sorprendente, pero que no deja de ser un equipo peligroso, con delanteros de primer nivel que exigen a cualquier defensa. Los rojiblancos no vencen a su vecino desde hace 11 años, el 30 de octubre de 1999. Concretamente son 4026 días los que llevan el Atlético sin ganar al Madrid, desde que Hasselbaink y compañía asaltaran Chamartín. Desde entonces ha llovido y en los derbis se ha visto de todo, desde que Ronaldo marque a los 14 segundos hasta que Perea acierte con la portería rival y unos segundos después se le anule el tanto sin saber bien por qué, pasando por un gol de Albertini en el último suspiro con Luis Aragonés celebrándolo en el banquillo o un penalti de Heitinga a Drenthe también en el último minuto.

Preguntado en rueda de prensa si Agüero y Forlán representan el examen más duro en la que va de temporada para su defensa, Mourinho contestó que era un partido más. No parecen preocuparle demasiado al portugués los puntas del Atlético de Madrid, lo mejor del equipo madrileño junto a Reyes. Mourinho confía en su equipo sobre todas las cosas y no hará cambios. Jugará el once que a estas alturas ya se sabe cualquier aficionado de carrerilla. No saldrá del once Pepe a pesar de sus dudas en los últimos partidos ni tampoco entrará Benzema. El francés ha aprovechado sus minutos en los dos últimos partidos, pero sigue sin tener cabida en el equipo inicial porque Higuaín continúa marcando, Di María está como un tiro y Cristiano es indiscutible. Doce goles en nueve jornadas lleva el luso, que completó un mes de octubre espectacular.

El Madrid afronta el choque lanzado. Ha solventado sus dos últimos partidos en el Bernabéu haciéndole seis al Deportivo y otros seis al Racing. A pesar del empate cosechado en San Siro, el equipo ha salido reforzado de ese partido porque dio una gran imagen y superó al Milan de punta a punta. No es desde luego el mejor momento para medirse al equipo blanco, que vive en la ola del optimismo. Es un equipo intenso, dinámico, rápido. Agobia al rival y llega al área rival con una frecuencia abrumadora.

Es difícil imaginarse un partido en el que el actual Atlético pueda sorprender al actual Real Madrid, pero el fútbol ha visto cosas más sorprendentes. Un gol a favor, una expulsión o un día inspirado pueden cambiar el guión de un choque. En el ambiente se palpa, sobre todo, pesimismo atlético. En los corrillos, en los foros, proliferan las opiniones que apuestan por una victoria, e incluso goleada, madridista. En parte por la historia y en parte por el momento actual de ambos. El Atlético, en cualquier caso, es el actual campeón de la Europa League y de la Supercopa de Europa y conviene no olvidarlo. Sobre todo, conviene que no lo olviden sus propios futbolistas.

Cuenta el Atlético con armas para hacer daño a cualquier rival, incluido el Real Madrid. Si Agüero y Forlán mezclan bien son un dolor de cabeza, como demostraron hace dos temporadas en el Santiago Bernabéu, y Reyes está en un momento dulce. El sevillano es el faro del Atlético y quizá por ahí intente el equipo de Quique Sánchez Flores desequilibrar el duelo. Por lo demás, el Atlético deberá estar tan ordenado como frente al Inter de Milán y hacer muy bien todas las cosas. El Bernabéu concede pocas ocasiones y hay que aprovecharlas.

Las ausencias de Godín y Perea añaden dificultad a la empresa. Quique tendrá que alinear una zaga inédita, con Valera en el lateral derecho, Ujfalusi y Domínguez como centrales y Filipe Luis en el lateral izquierdo. Delante de ellos estarán Assunçao y Tiago, que o reciben la ayuda de Simao y Reyes o pasarán un mal rato. Al fondo, De Gea, que cumple 20 años el día en el que se enfrenta al Real Madrid. Un niño, como le llamó Mourinho en rueda de prensa, con nervios de acero. Su duelo con Casillas es uno de los más llamativos del choque. El partido, en principio, parece desigual, pero es un derbi. El Atlético se ha pegado este año dos alegrías catorce años después y no descarta nada.

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